La polis griega surge, pues, como resultado del nuevo ordenamiento de la vida. Y desde la época más gloriosa de la ciudad, en el siglo V a.C., el nombre de Atenas ha representado el símbolo de las conquistas sociales y culturales de la civilización griega. Como Atenea Polia, la diosa hacía mucho que presidía los asentamientos humanos. En los mitos homéricos, su imagen protegía la ciudad de Troya, que no podría caer hasta que esa imagen fuera arrebatada. Pero es en Atenas donde encontramos la máxima manifestación del concepto de Atenea: los edificios de la Acrópolis de la época de Perciles concreta en términos arquitectónicos, en la forma más convincente, la gran síntesis humana de la Grecia clásica.
La Acrópolis surge a pico sobre la llanura ática y constituye el centro luminoso de un majestuoso espacio delimitado por montañas e islas. Mediante una gran terraza, la colina fue transformada en una vasta plataforma que debía sostener los espléndidos edificios de la ciudadela de Atenea.
Norberg-Schulz, Ch. (1979) Arquitectura Occidental
La acrópolis era, literalmente, la ciudad alta y estaba presente en la mayoría de las ciudades griegas, con una doble función: defensiva y como sede de los principales lugares de culto. La de Atenas está situada sobre una cima, que se alza 156 metros sobre el nivel de mar. La entrada a la Acrópolis se realiza por una gran puerta llamada los Propileos. A su lado derecho y frontal se encuentra el Templo de Atenea Niké. Una gran estatua de bronce de Atenea, realizada por Fidias, se encontraba originariamente en el centro. A la derecha de donde se erigía esta escultura se encuentra el Partenón o Templo de Atenea Partenos (la Virgen). A la izquierda y al final de la Acrópolis está el Erecteión, con su célebre stoa o tribuna sostenida por seis cariátides. En la ladera sur de la Acrópolis se encuentran los restos de otros edificios entre los que destaca un teatro al aire libre llamado Teatro de Dioniso, donde estrenaron sus obras Sófocles, Aristófanes y Esquilo.
La mayoría de los grandes templos fueron reconstruidos bajo el liderazgo de Pericles durante la Edad Dorada de Atenas (460-430 a. C.). Durante el siglo V a. C., la Acrópolis adoptó su forma definitiva. El escultor Fidias se encargó de la supervisión de los trabajos en la Acrópolis, recinto que era el lugar tradicional de los templos atenienses.