Después de 20 años de la inauguración del edificio original, proyectado por Jo Coenen, el complejo se renueva y rediseña en manos del mismo arquitecto. Quien compuso para este Instituto Holandés (NAI), una configuración en la que cada una de las funciones principales (archivo, sala de exposiciones, área de oficinas y biblioteca) se organizan de manera independiente. Esta decisión genera que las construcciones adyacentes, más antiguas, se vieran integradas en un tejido armónico, y el espacio, originariamente vacío, ganó en articulación e integridad.
En el contexto de implantación, Rotterdam, la formalización de esta idea vino determinada sobre todo desde la reflexión urbanística, desde la aspiración a un casco urbano cargado de referencias. Según ha afirmado el director general del NAI, “el edificio necesitaba una renovación para ser más acogedor porque la ciudad y los turistas no lo percibían como un espacio público abierto”.