Esta obra resulta de un largo proceso de recuperación del antiguo Convento de Santo Tomás, edificio del siglo XVI. El nuevo edificio no sólo es toda una referencia para el turismo por su calidad como alojamiento sino que es también una referencia arquitectónica.
El estudio encargado de levantar este proyecto es el de Aranguren & Gallegos.
La idea es construir un jardín tallado. La edificación se extiende en la superficie del solar, quedando bajo un extenso jardín perforado por múltiples y diversos patios que generan una variedad de espacios de habitación vinculados a ellos.
Se mantienen las fachadas de los edificios protegidos por tratarse de monumentos históricos, sin embargo, las fachadas posteriores y las cubiertas reciben un nuevo tratamiento, aunando lo clásico con lo moderno. Un patio central marca la diferencia entre la escuela y el Parador propiamente dicho.
El edificio histórico contaba ya con un claustro (un amplio patio interior) ahora se construye otro contiguo y podrán ser usados durante los meses de primavera y verano, como una extensión de los salones comedores al aire libre. Las habitaciones constan de dos niveles. La habitación doble se extiende por toda la superficie del jardín vinculada a un patio privado.
La vinculación se hace mediante un doble frente acristalado de puerta corredera entre vestíbulo y jardín o dormitorio y jardín.