Jean Nouvel explica que su torre “no es un rascacielos en el sentido norteamericano del cielo”. Es una experiencia singular, en medio de una ciudad más bien tranquila.
Buscó que su obra emerja del suelo de una forma especial y aporta una metáfora arquitectónica: combinó el agua (en referencia al Grupo Aguas de Barcelona, que ocupará el edificio) con el verbo «emerger».
En este sentido, la torre emerge del suelo -como agua- de manera directa, eso sí, sin ninguna transición ni atributo que interactúe y recupere la escala humana.
También existen referencias formales en los pináculos de la montaña sagrada de Cataluña, Montserrat y en los campanarios de la Sagrada Familia según el autor.
La forma de cilindro ovoidal o «bala» se forma a través de dos cilindros no concéntricos de planta ovoidal.
El edificio se conforma como la unión de dos conceptos opuestos: ligereza del vidrio que recubre el edificio en forma de láminas de 120 x 30 cm, formando un gran brise-soleil y masividad del hormigón de su estructura. El hormigón va recubierto de placas de aluminio que dan color al conjunto, con una superficie difuminada de 16.000 m2 . Las láminas de vidrio presentan diferentes inclinaciones, y opacidades provocando un juego de luz, según el momento del día y la estación del año, con las chapas de aluminio lacadas que recubren el hormigón.
Dispone de mas de 4.000 dispositivos luminosos que utilizan la tecnología LED y que permiten la generación de imágenes luminosas en su fachada. El sistema ideado permite iluminar de forma independiente cada una de las 4500 luminarias que componen el alumbrado de la Torre.
Permite proyectar 16 millones de colores, gracias a un sofisticado sistema de hardware y software, además de la capacidad de crear transiciones de color también independientes, sin apreciarse retrasos y creando un efecto impactante.
Esta obra, sofisticada pantalla, se convirtió rápidamente en un icono arquitectónico de la ciudad de Barcelona y aunque es una obra de relojería, no ha sido ajena a críticas en cuestiones tan de base como la de no guardar relación con el entorno inmediato. Una plaza de Glorias que es un nodo complejo e históricamente irresuelto de la ciudad de Barcelona que no necesitaba un producto urbano más, un objeto aislado de la globalización que alimenta un urbanismo fragmentario, ese que no tiene en cuenta la memoria del lugar o las condiciones sociales del entorno.