Monumento realizado para coronar el pabellón de la URSS en la Exposición de París de 1937. Durante la misma este se situaba frente por frente del pabellón alemán coronado por el águila nazi, ambos en el Campo de Marte teniendo como fondo a la Torre Eiffel. Una vez terminada la exposición el monumento fue desmontado y llevado a Moscú. En la actualidad se encuentra cerca de la entrada del parque de Exposiciones Agrícolas de la URSS (VDENJÁ). Fue así mismo re construido el pabellón soviético en estilo Art Decó, sobre el que descansa el monumento. La escultura de 25 metros de altura, realizada por Vera Mújina, en acero cromado fue llamada en sus días un “himno al mundo nuevo”. Representa un concepto clave en la teoría marxista, la unión de la clase de vanguardia, el proletariado, con el campesinado, la otra clase social que jugaría también un importante rol revolucionario. El obrero sostiene el martillo y la campesina la hoz, uniéndose ambas herramientas de trabajo en lo alto, como símbolo de un acto procreador de la nueva sociedad, el comunismo. El monumento es uno de los iconos de la URSS. Fue la imagen de los legendarios estudios de cine soviéticos Mosfílm y aún se sigue utilizando en la industria cinematográfica rusa. La arquitectura del pabellón fue un sucedáneo del proyecto triunfante para la competición del Palacio de los Soviets. Si bien nunca fue culminado, en esos años previos a la Segunda Guerra Mundial, se había comenzado su construcción. Y como siempre sucedía en la URSS, el estilo triunfante y aceptado por la línea oficial del Partido Comunista daba la pauta estética para todas los demás proyectos que pretendieran el éxito y la realización. El pabellón es coronado así por la escultura del obrero y la campesina del mismo modo que el Palacio de los Soviets lo sería por la estatua de Lenin de 100 m de altura. Los personajes de la estatua miran adelante y arriba, hacia el futuro. Sus cuerpos son fuertes y perfectos, atemporales y sobrehumanos, expresión del realismo socialista. Son cuerpos abstractos, sin sexualidad, que simbolizan la inmortal y eterna validez de los ideales greco-romanos reencarnados en el socialismo. En la forma este tratamiento del cuerpo humano en el arte es muy similar a la de otro Estado totalitario contemporáneo al soviético, el alemán de Hitler. Pero la aproximación conceptual, como sostiene Boris Groys, es diferente. La ideología nacionalsocialista busca los orígenes, la continuidad y la herencia racial trans-histórica. La ideología soviética por el contrario cree en las rupturas históricas radicales, en los nuevos comienzos y las revoluciones tecnológicas. Su esencia no son las razas que buscan retener su primigenia identidad sino las clases sociales que emergen, chocan en lucha de intereses, se destruyen entre sí y desaparecen sucesivamente hasta llegar a la sociedad final sin clases, el comunismo. En el monumento de Vera Mújina las dos clases más progresistas de la sociedad capitalista según Marx y Engels, se unen en un acto supremo hacia el futuro.
Texto: Marcel Blanchard.