Hiroshi Hara fue seleccionado para este proyecto en un concurso celebrado en 1991, imponiéndose a Tadao Ando (2º premio), Kisho Kurokawa, James Stirling, Bernard Tshumi y otros. Este intercambiador –programa de los noventa– busca marcar la fractura morfológica originada por las vías de tren entre la parte norte y sur de la ciudad; en contraste con el partido de Tadao Ando el cual intentaba reunificar estas zonas y poder restablecer así su continuidad. Hara lo resuelve de manera simple y desprejuiciada, exacerbando el carácter híbrido y la shoppinización del mismo. La mega-estructura tiene 3 niveles de subsuelo, 16 plantas superiores (más una en estilo de penthouse), y una superficie construida de 235.257 m2 con multiplicidad programática.
“La estación misma ocupa sólo el diez por ciento de la superficie total; el resto son hoteles, comercios y oficinas. Está diseñado de tal modo que las personas que acuden a la estación ferroviaria no entran necesariamente en contacto con las demás actividades ni son concientes del tamaño real del edificio.” (Hara) En la estación de Kyoto, el emplazamiento mismo y la naturaleza compleja del proyecto –en el cual cada elemento juega con un carácter introvertido– exigen la existencia de múltiples niveles de comunicación.
El metro circula subterráneo y el tren por encima. La arquitectura de la estación de Kyoto está concebida como la principal expresión del portal de acceso a la ciudad. Cada día, la gente atravesará este corredor de 27 metros de ancho, 60 metros de altura, 470 metros de largo, como si estuviera descendiendo por la falda de la montaña dentro del valle. La bóveda de vidrio sobre el corredor representa la estética tradicional japonesa de un límite, que todavía no es un límite. La fachada norte, la principal cara del portal de acceso, aparece a menudo yaciendo bajo la sombra cuando se la mira desde la plaza. El vidrio es usado generosamente para iluminar esta fachada. Como resultado el edificio puede desaparecer o aparecer flotando en el aire. Las sutiles transiciones de la luz del norte refuerza esta modalidad.
La matriz es un podio soportando el portal, un estrato flotante. Las columnas dispersas a la deriva y la estructura delinean no solo la infraestructura y varias funciones de la estación, sino las de la misma ciudad y sus delineaciones determinadas por el modelo de sus calles. Los servicios principales –la estación, los comercios múltiples, el hotel y centro de convenciones, el área cultural y el estacionamiento– junto con otros diversos elementos coexistentes se yuxtaponen sobre el.