“La preocupación que toda su vida mostró Aalto por la atmósfera general de cada espacio, y por el modo en que podía modificarse mediante la receptiva filtración del calor, la luz y el sonido, quedó plasmada en la construcción de su vivienda en Muuratsalo…”[1]
En el universo de la arquitectura doméstica la obra de Alvar Aalto conserva y continua los valores tradicionales, al mismo tiempo que formula una aguda revisión en cuanto a las escalas y funciones que el habitar debe poseer.
En sus obras Aalto adoptó criterios de satisfacción social y psicológica que se apartaban de los dogmas funcionalistas, y centró su atención en la creación de ambientes que contribuyan al bienestar humano. Estas circunstancias lo conducen a proyectar edificios no represivos, pensados para la escala humana.
Su fe en el valor de la independencia del individuo, tempranamente le abre los ojos ante los efectos negativos del funcionalismo, pues la ortodoxia de racionalismo moderno no sólo estandariza la forma de la vivienda sino también a sus ocupantes.
Uno de los temas que mayor importancia cobra en el desarrollo de su arquitectura de madurez, fue el cambio operado desde la expresión del hormigón armado a la madera y los materiales artesanales como el ladrillo.
Partiendo de estos materiales como recursos expresivos, Aalto fue retornando gradualmente al gusto por las fuertes texturas arquitectónicas, propio del movimiento románico-nacionalista finlandés. Estos aspectos enriquecen y condimentan su obra. Por ejemplo, en su particular sensibilidad con respecto a la escasa luz nórdica.
La arquitectura residencial de Aalto debe ser necesariamente contemplada en el marco de esta perspectiva histórica. En definitiva, se trata de un intento de aprovechar los aspectos positivos de la industrialización, requisito previo e indispensable para una sociedad igualitaria.
VIVIENDA EXPERIMENTAL
Esta historia comienza en 1953, cuando Alvar Aalto construye su propia casa de vacaciones, en la entonces deshabitada isla de Muuratsalo, situada en el medio del lago Paijanne en Finlandia. Esta casa no está destinada sólo al ocio personal y familiar, sino que se proyecta también como estudio de arquitectura, de modo que aún durante el verano pudiese continuar con su actividad profesional.
Además de vivienda de veraneo y estudio profesional, el proyecto cuenta con una serie de pequeñas construcciones auxiliares destinadas a alojar huéspedes, con el fin de generar allí una especie de campamento de trabajo.
El edificio principal se conforma a partir de la creación de un muro envolvente perimetral, que nos permite leer la volumetría como un sólido de planta cuadrada al que se le practica una sustracción. El volumen resultante es una forma en “L” que abraza al vacío generado y lo define como un patio, espacio que se erige en la principal habitación de la casa.
Tanto el pavimento exterior como los muros que rodean a este patio se subdividen en más de cincuenta sectores diferenciados, realizados con distintos tipos de ladrillos y piezas cerámicas, que (a modo de “patchwork”) componen diferentes texturas que muestran una experimentación personal con las diversas formas de colocación del tradicional material constructivo.
Este singular laboratorio permite a Aalto estudiar el comportamiento de los materiales y aparejos respecto al clima y al paso del tiempo. De esta manera el patio queda individualizado y caracterizado como el sector más reconocible de la vivienda.
Las estancias interiores se reparten en dos naves de igual anchura, que se articulan en el ángulo donde se ubica la cocina, separando así el área de dormitorios y el área de estar.
Los dos lados restantes del patio están delimitados por altos muros perforados por huecos. El gran vano practicado en la fachada oeste no llega al suelo y en él se colocan listones que restituyen el plano del muro, mientras que el vano del lado sur sirve de acceso principal y permite visualizar la nave social de la vivienda.
A pesar de que estos vanos horadan y cortan los muros perimetrales, la lectura visual del volumen como forma unitaria no se pierde. Estas aperturas facilitan la entrada del sol nórdico en el patio y encuadran las vistas hacia el espectacular paisaje.
En el centro del patio se abrió un pozo con fondo de tierra, que permite encender una fogata: “fuego que arde en el centro del patio y que desde el punto de vista práctico y de confort, tiene el mismo papel que la hoguera en un campamento invernal, donde el resplandor y los reflejos en los montones de nieve circundantes crean un placentero, casi místico sentimiento de calor…” [2]
El autor Antonio Armesto menciona que la casa de Muuratsalo tiene claras referencias a las antiguas casas griegas. Por lo general éstas se definían como un recinto que delimita la propiedad familiar y protege el fuego sagrado.
La casa rural griega poseía además una torre de vigía-granero (pyrgos), situada en una de las esquinas del recinto. La forma general coincidía con la del recinto y se oponía a la naturaleza circundante.
En este caso la construcción crece hacia el paisaje exterior, exhibiendo una arista de ocho metros de altura hacia el noroeste; y decrece hacia el sector en donde están los pabellones, confundiéndose con ellos. La escala monumental pone una distancia entre la naturaleza y lo doméstico.
Extraído de: Casa de veraneo. Obra experimental. Por Luciana Tejera. Disponible en: http://www.fadu.edu.uy/viaje2015/articulos-estudiantiles/casa-de-veraneo-muuratsalo/
En el marco del curso Claves Operativas del Viaje de Arquitectura, Año 2014.
Notas:
[1] Kenneth Frampton: Historia crítica de la arquitectura moderna. 1993.
[2] Alvar Aalto: «Casa experimental en Muuratsalo», en la revista Arkkitehti, 1953.
[3] Alvar Aalto: Revista Technological Review, 1940.
Referencias:
FRAMPTON KENNETH. Historia crítica de la arquitectura moderna. Barcelona, 1993.
SCHILDT, G. Alvar Aalto, obra completa: arquitectura y diseño. Barcelona, 1996.
ARMESTO ANTONIO. Alvar Aalto. Barcelona, 1998.
SCHILDT, G. Alvar Aalto: the mature years. New York, 1991.