En estilo neorrenacentista, es uno de los principales coliseos operísticos del Viejo Continente, así como uno de los recintos con mejor acústica del mundo.
Inaugurado en 1884 en presencia del emperador Francisco José I, el teatro fue diseñado por Miklos Ybl. Aunque llegó a tener un aforo de 2.400 espectadores, las reformas que se llevaron a cabo en 1980 redujeron el número de localidades a 1.289. En la actualidad, el recinto da cabida a la Orquesta Filarmónica de Budapest.
A cada lado de la entrada, dos hornacinas albergan las estatuas de Franz Liszt y Ferenc Erkel, grandes compositores húngaros. El interior es suntuoso: la escalera de honor, el foyer, el pasillo de fumadores, la sala (frescos de Károly Lotz en el techo), el salón del protocolo y la escalera real resplandecen de motivos dorados, frescos, cuadros y mármoles.