El puente tiene tres velocidades. A di ferencia de la velocidad uniforme y en línea recta de los puentes tradicionales, este puente en Coímbra desacelera en tres eta pas. El primer cambio es aptico, el cuerpo siente la pérdida del horizonte a medida que el plano cambia: se produce una in terrupción al cruce directo, se bloquea el progreso, el cuerpo reduce su velocidad.
Además el ritmo del patrón de la baranda se desdibuja cada aproximadamente 30 m, como también lo hace la inclinación de 45º de la pasarela de madera en pers pectiva a medida que el dibujo de rayas se disuelve a esa distancia. Cada paso que se da está sombreado de un color, las piezas de vidrio de 1 m de largo de la baranda concuerdan con el paso. De este modo, se dirige la vista desde lo longitudinal a lo la teral. El pasamanos se tuerce hacia aden tro y hacia afuera cada 1 m, ofreciendo un nicho privado para que las personas se asomen y lleven la lectura lateral hasta su límite. En este punto el puente se detiene, se encuentra sin velocidad. Solo la vista cruza el agua y los coloridos entretejidos de la baranda que emulan los colores de la ciudad unida a la montaña. En lugar de ser un puente que conecta dos lados opuestos de Coímbra, hoy un río atrapa do en el serpentear de dos mitades que se unen en el medio y generan historias dife rentes para cada ribera.