En esta ex zona industrial, se mantiene en pie un viejo frigorífico. En 1980 un conjunto de artistas invierte en esta zona industrial, afrontando la tarea de transformar esas estructuras obsoletas en talleres. Le Frigo se mantiene en pie gracias a la movilización del barrio y de los propios artistas que lograron frenar la demolición indiscriminada de la vieja zona industrial.