Los edificios de las salinas fueron diseñadas por el arquitecto Claude-Nicolas Ledoux.
Ledoux realizó su primera gira de inspección de los yacimientos en 1773, en la cual comprobó las pésimas condiciones de trabajo, la baja productividad y propuso construir una nueva salina en el bosque de Chaux. La nueva estrategia consistía en un complejo semicircular, para reflejar una organización jerárquica del trabajo, la cual trasladaría el agua por acueductos hasta el bosque, donde se ubicaría la fábrica y se aprovecharía la madera como combustible. Se pensaba ampliarlo con la construcción de una ciudad ideal, pero ese proyecto nunca se llevó a la práctica.
En 1775 se iniciaron las obras, incluyendo el acueducto de 21 kilómetros de largo con troncos de roble ahuecados, que conducía el agua salada y una serie de volúmenes independientes, dispuestos en semicírculo (370 m de diámetro), incluyendo las instalaciones técnicas y los alojamientos de los obreros, rodeados por un muro perimetral y formados por la combinación de componentes arquitectónicos fijos y constantes.
El acceso se sitúa sobre el eje principal, donde una falsa gruta aparece excavada en el volumen, al que le superpone un pórtico dórico.
En el interior se disponen servicios, la prisión y las habitaciones que contienen los hornos y la casa del director al centro. En esta última se dispone siguiendo el desarrollo vertical, los depósitos, el puesto de control al fondo, y en el reverso las oficinas y las viviendas. Finalmente sobre la escalera va la capilla. Es ante todo una auténtica institución de encierro y como tal, forma parte del proceso de disciplinamiento general, análogo con la intervención de lo “social” y el “gobierno”. La fábrica no sólo produce bienes de consumo sino que producirá individuos, y este es el último objetivo.
Sus medios son el trabajo, la vigilancia y la organización del tiempo.
Finalmente, estas unidades arquitectónicas podrán disponerse sobre el espacio estructurando con recorridos pedagógicos, gracias a su legibilidad ideal; el recurso de la promenade permite edificar un camino, análogo a las tareas de superación espiritual necesarias para la construcción de la confraternidad universal invocada. El sistema de acceso se inicia en la gruta, en la referencia literaria a los infiernos y culmina en lo alto de la capilla bajo la luz cenital. Los pabellones destinados a residencia de los empelados son pequeñas logias e intercalan espacios comunitarios entre sus habitaciones.
Fuente: Guía 2016