Constituyen el edificio termal más imponente de la edad imperial levantado en Roma, bajo el mandato de Marco Aurelio Antonino Basiano,
El edificio termal es un rectángulo de 214x110 m y se levanta dentro de un recinto amurallado de 450x450 m. Contenía las piezas propiamente destinadas a los baños, diferenciados por su temperatura, además de un conjunto de ámbitos con otras funciones, para esparcimiento del ciudadano romano que allí concurría: jardines, bibliotecas y palestras.
Las termas funcionaron por más de trescientos años y cesaron su utilización cuando los bárbaros, en el año 537, destruyeron los acueductos que abastecían a la ciudad. Posteriormente se saquearon de allí las esculturas y obras de decoración. Finalmente un terremoto en el año 847 destruyó parte del edificio termal.