Concebido como una gigantesca escultura, Breuer saca partido de la división programática en dos partes a la vez que utiliza el potencial plástico del hormigón armado. La obra fue mutilada en su cuerpo bajo de basamento, por lo que su morfología, en relación con el suelo y el contexto, se ve bastante alterada. Sin embargo, persisten su valores de orden, elegancia y plasticidad.