Es una de las más viejas puertas romanas construidas a lo largo de un circuito de paredes defensivas. Los restos de su estructura todavía se ven como arquitectura armoniosa y equilibrada, y ha sido la inspiración de muchos artistas en el renacimiento.
La puerta consta de dos frentes y dos torres que apuntan hacia las afueras de la ciudad.
Actualmente sólo la mitad de la fachada interior, cubierta en la era imperial con piedra blanca, y los cimientos se encuentran visibles. Las decoraciones originales se fueron perdiendo. La parte inferior es similar a la de la Puerta Borsari, de la misma ciudad, y la parte superior posee una exedra con columnas retorcidas.