El Instituto del Mundo Árabe, construido en París el año 1987 fue diseñado por el arquitecto francés Jean Nouvel y es la obra que lo llevó a la fama. El concurso que dio lugar a la construcción de esta obra fue concebido durante los Grandes Proyectos de François Mitterrand, la mayor iniciativa desarrollada por el gobierno francés. En este caso el objetivo fue crear un centro cívico donde difundir la cultura árabe y entablar relación con la francesa ya que en este país hay una alta proporción de población árabe.
Este edificio de imagen contemporánea, se caracteriza por el uso de la tecnología en su fachada para el control de la entrada de la luz natural, y los simbolismos asociados del mundo musulmán. Su emplazamiento se dispone en un terreno muy irregular, al lado del río Sena, cerca del puente y la Catedral de Notre-Dame de Paris, área tradicionalmente ocupada por musulmanes siglos atrás. La propuesta de Nouvel fue generar dos barras, como respuesta a las direcciones predominantes del lugar, donde, la primera, que es curva, se adapta a la forma del bulevar del río Sena; y la otra, rectangular, se enfrenta a una plaza de acceso en la fachada sur del edificio. Entre estas dos barras el arquitecto propuso un patio, como referencia a la arquitectura árabe.
El programa del Instituto incluye un museo, auditorio, restaurante, oficinas y biblioteca. La circulación está definida por una escalera circular y otra alargada en los extremos, y un grupo de ascensores al centro.
Desde el punto de vista urbano, el Instituto del mundo árabe es una bisagra entre dos culturas y dos historias. El lado sur del edificio con sus diafragmas es una expresión contemporánea de la cultura occidental, mientras que el lado norte es el espejo de la cultura oriental. Se debía tener en cuenta muchas relaciones diversas: las inherentes a su emplazamiento, frontera entre el tradicional tejido urbano parisino –el faubourg Saint-Germain– y la destrenzada trama contemporánea de la Université de Jussieu; las que unen y diferencian las culturas árabes y occidentales; aquellas relacionadas con las nociones de historia y modernidad, y las relaciones más concretas vinculadas a las ideas de interioridad y apertura.
Jean Nouvel concibe el espacio desde la seducción y lo virtual, creando arquitectura más allá de plantas, cortes, y fachadas.
“…Nociones tales como la de desplazamiento, la de velocidad, la de memoria en relación con un recorrido impuesto o con un recorrido conocido, nos permiten componer un espacio arquitectónico, no sólo a partir delo que se ve, sino a partir de aquello que se memoriza en una sucesión de secuencias que se encadenan sensitivamente.”
En cuanto a su composición, tanto en la fachada sur del proyecto como en la concepción de la planta, se otorga al cuadrado una gran importancia. El cuadrado en la religión islámica es el símbolo de la Tierra, fortaleza del islam, pero su forma también señalaba la presencia de lo sagrado.
En planta el edificio se concibe como dos volúmenes separados entre sí por un patio. El mismo precisamente de forma cuadrada toma ambos puntos claves del islam. Vale recordar que en general las mezquitas presentan un patio interior rodeado de pórticos y un espacio cubierto manteniendo la importancia del rezo al aire libre.
Las ventanas orientadas al sur disponen de unos pequeños obturadores, semejantes a los de máquinas fotográficas que dosifican la entrada de luz. Cada una de estas invenciones high tech están compuestas por cincuenta y seis pequeñas lentes, dieciséis aberturas de tamaño medio y un objetivo central gigante. En un día soleado la abertura del objetivo será de un F 22 y en un día nuboso de F 2.8 (en analogía con una cámara fotográfica).
El mismo Nouvel en el libro “Los objetos singulares” expresa su sentir sobre la luz, y lo hace de la siguiente manera:
“Estoy mucho más interesado en esta relación entre la materia y la luz, que expone la transparencia o la opacidad del vidrio, por ejemplo, que en los parámetros espaciales formales. (…) Es necesario concebir la luz como materia.” “Mis edificios tratan de jugar con los efectos de virtualidad, de las apariencias; uno se pregunta si la materia está presente o no, uno crea imágenes que son virtuales, uno crea ambigüedades. (…) Lo que me interesa de la transparencia es la noción de evaporación.”
Extraído de: Instituto del Mundo Árabe Por Eloísa Roquero. En el marco del Curso Claves Operativas del Viaje de Arquitectura, Año 2014. Disponible en: http://www.fadu.edu.uy/viaje2015/articulos-estudiantiles/instituto-del-mundo-arabe/
Referencias:
El Croquis, Nro 65-66, Jean Nouvel.
MONTANER, Josep. Las formas del siglo XX. Barcelona: Gustavo Gili, 2002.
BAUDRILLARD, Jean y NOUVEL, Jean. Los objetos singulares. Arquitectura y filosofía.
Edición en español, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica S.A., 2001.
JENCKS, Charles. Arquitectura Internacional.Barcelona: Gustavo Gili, 1989.
CASTELLS, Manuel. La era de la información. Economía, sociedad y cultura.
Vol. 1 La sociedad red. Capítulo 6. El espacio de los flujos. Alianza 1997