Yákov Chérnijov se hizo mundialmente famoso por sus diseños de arquitectura “fantástica”. Se le llamó el “Piranesi soviético” y sus trabajos tienen mucho en común con los del italiano Sant Elía. Sus dibujos de edificios poseen una estética fabril y recuerdan grandes máquinas modernas de transporte.
Chérnijov organizó en 1927 en Leningrado el Laboratorio Experimental de formas y métodos gráficos en Arquitectura.
La “Fábrica Clavos Rojos” pertenecía al trust del metal soviético TREMASS y encargó a Chérnijov su proyecto, uno de los pocos realizados por esta personalidad individual descollante de la vanguardia soviética. El edificio industrial finalmente fue llevado a la práctica por el arquitecto Félger y el ingeniero Zajnóvsky pero mantuvo lo esencial del proyecto de Chérnijov.
Un cuerpo de fábrica largo, de decenas de metros, es rematado en la esquina por un tanque de agua memorable que conforma una vertical orientadora en el entonces barrio industrial.
La fábrica recientemente fue destruida en su interior manteniéndose la fachada y el tanque. De la estructura abandonada por años emana una fuerza original que se percibe de inmediato.
El tanque propiamente es un cilindro apoyado en unas ligeras vigas en cruz que a su vez se apoyan la estructura de soporte. Ésta se constituye por un prisma por el cual discurre la escalera y dos esbeltos pilares separados.
El tanque de agua evoca en sí mismo a un gran clavo.
Texto: Marcel Blanchard