El proyecto fue encargado al arquitecto alemán por el trust de tejidos de punto de Leningrado. Mendehlson fue atraído por el experimento soviético al igual que los principales arquitectos europeos modernos del momento.
La fábrica “Bandera Roja” se ubica en un barrio obrero en una esquina de ángulo agudo. El elemento principal del gran complejo y el que existe en la actualidad, es el sector destinado a la generación de energía, filtros y depósito de agua. Realizado en concreto y ladrillo visto su forma expresiva revela de inmediato el trazo de Mendelsohn.
En esta arquitectura fabril se conjuga a la perfección su lema “función más dinámica”.
En una metáfora muy propia de la época y que sin duda agradó mucho a las autoridades soviéticas, el arquitecto definió a su fábrica como “un barco que arrastra detrás de sí toda la producción industrial”.
Con esta obra Mendhelson causó gran impacto emocional entre los más destacados arquitectos de la vanguardia rusa de Leningrado, a la sazón jóvenes de entre 20 y 30 años. En particular Noy Trótsky habló de ella como “un clásico de la arquitectura moderna”, introduciendo en esta definición una paradoja con interesantes implicancias.
Una de las características propias de la vanguardia arquitectónica de Leningrado fue precisamente el tono expresionista y también clásico de sus obras.
La fábrica estuvo cerca de ser demolida pero en la actualidad se ha decidido su permanencia estudiándose que nueva función puede cumplir.
El edificio ya estaba incluido en una guía local para turistas en la ciudad de Leningrado, de principios de los años ´30.
Texto: Marcel Blanchard