Surgido de un concurso internacional del año 2002, el proyecto ganador fue adjudicado a OMA, y allí fue asignado al arquitecto mexicano Fernando Donis. Cuando éste le presentó el proyecto a Koolhaas, el holandés, incrédulo, le pidió una explicación convincente del mismo. Donis lo definió como un nuevo tipo de rascacielos, que no competiría en altura sino en la continuidad del programa, en una alternancia de vacíos y llenos. El nuevo proyecto debía ser un marco, como el de una televisión, a través del cual se expresara la fuerza de la mayor cadena de televisión del mundo. Una arquitectura innovadora e iconográfica. Luego de meditarlo, Koolhaas le preguntó a Donis si se daba cuenta de que verdaderamente iban a ganar el concurso. Y esto ocurrió, según palabras de Donis, dos meses y una semana antes de la deadline del concurso. La forma del edificio recuerda vagamente a una pirámide mesoamericana, vaciada en su interior. Se posiciona sobre el terreno como un objeto de contemplación, como una estructura que solo debe apreciarse desde lejos, pues no es de acceso abierto, ni de fácil llegada.
Reseña: Fernando García Amen, 2018