Hiroshi Hara se ha especializado en los últimos años en la realización de grandes complejos edilicios, megaestructuras, que parecen ser “una ciudad dentro de la ciudad”, entre otros, se encuentra el Umeda Sky Building (Osaka). El Umeda Sky Building, es definido por Hara como un complejo de “Rascacielos interconectados”, y consiste en dos torres que se interconectan de varias formas: a través de varios niveles subterráneos, por un puente de acero en el nivel 22, y en la parte superior por una estructura de varios pisos, formando lo que Hara llama “Jardín en el aire”.
El edificio refleja un modo de diseño que desafía la homogeneidad del espacio y la unidad de la forma en arquitectura. Este proporciona variedad y heterogeneidad a la arquitectura con elementos adicionales como: la gran apertura circular o “ventana al cielo” en los pisos conectivos, escaleras flotantes, elevadores panorámicos, etc. Umeda es el resultado de un diseño visionario. Hace referencia a los proyectos urbanos metabolistas, en particular a la “Ciudad en el aire” de Isozaki, 1960. Para conseguir que su visión de una “ciudad en el aire” fuera lo más real posible, Hara elaboró una estrategia que crea la ilusión de que la parte superior del edificio flotara en el aire. Los bloques verticales rectangulares terminan en paneles de vidrio espejados, que al reflejar el cielo parece desmaterializar los grandes volúmenes. Estas estructuras “invisibles” soportan los pisos superiores, diseñados como una serie de pequeñas y variadas construcciones metafóricas con techos suavemente curvados, recubiertos con paneles de aluminio; así esta parte, que es la “ciudad en el aire” parece estar flotando. El atrio urbano conformado entre las dos torres, por la noche se ilumina con un diseño de bandas y focos de luz, con un efecto parecido a un show multimedia.
Para Hara la simetría y la reflexión fueron las cualidades arquitectónicas que ayudaron a garantizar la habilidad de las formas de comunicar. Dos conceptos de la tradición japonesa se manifiestan en el proyecto. Por un lado se integra la idea del paso del tiempo a través de los cambios en la imagen del edificio a lo largo del día, y por otro lado, la correspondencia entre el diseño interior y exterior y una extremada atención a los detalles, a las articulaciones formales y a la calidad de la construcción.