El pequeño edificio al pie del Campanile fue encargado al Sansovino para sustituir a la dañada estructura medieval; como aquella, la nueva Loggetta servía para albergar a la nobleza veneciana durante las ceremonias y procesiones, e incluso como simple balcón destinado a la contemplación y el ocio cotidiano; en 1902, cuando la Loggetta fue destruida por el derrumbe del Campanile, las cosas ya habían cambiado y la loggia, funcionaba como quiosco de lotería.
Compuesto a la manera de un Arco de Triunfo de tres intervalos, la loggia presenta una serie de columnas apareadas, adelantadas respecto del plano de fachada, que enmarcan los nichos donde se disponen esculturas del propio Sansovino: Atenea, Apolo, Mercurio y La Paz.
Existen una serie de documentos gráficos y escritos originales que permiten contrastar la obra ejecutada con lo que podría ser el proyecto del Tatti; en principio, es muy probable, que Sansovino creyera necesario rodear completamente al Campanile y, por lo que se deduce del corte de los mármoles, es casi seguro que la obra ejecutada fuera concebida como la primera etapa de un proyecto mayor.
Los dibujos -de lo que presumiblemente sería el proyecto original del Sansovino- muestran a la loggia con cinco arcadas (dos más, las necesarias para cubrir la vuelta al Campanile), sin la balaustrada (añadida posteriormente) y con una llamativa contención en los elementos decorativos y escultóricos.
Una crítica contemporánea del siglo XVI, censuraba con vehemencia el aspecto de las esculturas de la Loggetta: la Diosa Atenea tiene yelmo de guerrero y aspecto masculino, y el Mercurio se parece mucho más al David que al mensajero de los dioses. En los documentos gráficos antes mencionados, las esculturas –tan sólo esbozadas- difieren claramente de las actuales y, en el lugar de Atenea –por ejemplo- aparece Marte, el Dios Guerrero; si los documentos son fieles y las hipótesis correctas, podría suponerse que el Sansovino haya tenido que modificar el grupo escultórico -sobre la marcha y ante un cambio de programa propuesto por sus comitentes- arrastrando algunos elementos iconográficos. Si esto fuera correcto podría suponerse, además, que el sentido de las modificaciones supone el completo abandono de las referencias bélicas y triunfalistas de las que la Loggeta rebosaba. En 1538 el embajador de la República de Venezia firma la paz con “el turco”, una paz absolutamente humillante para la Serenísima: Venecia pierde sus posesiones insulares en el Egeo y sólo conservará Zante y Creta pagando una fuerte suma a los turcos. En este nuevo escenario, la exaltación de la “máquina de guerra” de la Serenísima ha perdido completa vigencia; ahora se trata de reivindicar, y a toda costa, la paz como máxima virtud republicana y así, neutralizar la derrota: la figura de la Paz, en el ángulo de la Loggetta, mirada baja y un penetrante aire de nostalgia.