El museo se encuentra, inusualmente, en un área residencial en las afueras de la ciudad. Al nuevo complejo se han incorporado una capilla existente y un claustro repleto de cipreses, perteneciente a la escuela católica de Serra Espada que originalmente ocupaba el emplazamiento.
Estos fragmentos históricos existentes fueron unidos por dos nuevas adiciones contemporáneas. Al este del claustro, un volumen cubico de cinco pisos aloja los nuevos espacios de exhibición. Al oeste, una larga y baja barra contiene los estudios de restauración, talleres y depósitos, conformando un dominio más privado.
Entre ambas, el restaurado edificio patio media entre estos dos dominios, mediante la biblioteca, el auditorio, oficinas y una larga galería para exposiciones temporales que se organiza alrededor del claustro.
La idea del edificio como un hermético cofre que guarda los tesoros de la ciudad se elabora mediante la envolvente metálica hecha de paneles de aluminio reciclado, que según su disposición filtran o bloquean la luz hacia el interior del edificio.
Las estrías verticales y horizontales de los paneles generan ritmo y textura, suavizando y rompiendo la inmensa masa del exterior. El espíritu de una materialidad elegante prevalece. Calmo y ascético, el interior actúa como un modesto telón de fondo para la exhibición del tesoro.
Fuente: Guía 2016