Los jardines de los Reales Alcázares de Sevilla se erigieron a lo largo de los siglos como sede de la Casa Real, hoy se encuentra catalogado como Patrimonio de la Humanidad.
A través de los tiempos se ha enriquecido con plantas exóticas procedentes de todos los rincones del mundo, catalogándose en la actualidad más de 170 especies en sus 60.000 m2 de superficie.
Sus orígenes se remontan a los primeros años del siglo X cuando Abd al-Rahman III manda construir sobre una basílica paleo-cristiana un palacio amurallado conocido como Dar al-Imara o Casa del Gobernador. De las construcciones de aquella época nos llega el Jardín de la antigua Casa de Contratación, el Patio del Yeso y restos de las primitivas murallas.
Los Jardines del Real Alcázar configuran un auténtico compendio de la historia de la jardinería, en una ciudad como Sevilla cuyo clima favorece la fertilidad de las plantas y las flores, haciendo brotar un mundo de luz, sentimientos y aromas variados.
Íntimos y silenciosos patios de delicada vegetación conforman los núcleos palaciegos. Las antiguas huertas, con el transcurrir del tiempo, se transformaron en exquisitos jardines gratificantes a los sentidos: flores para la vista y el olfato, fuentes y pájaros para el oído… siempre acompañados por el agua con su susurro, frescor, reflejos y movimiento. Esta naturaleza de incontables colores es un grandioso espectáculo, donde cabe lo infinitamente pequeño y lo infinitamente grande, la emoción.
Los postulados seguidos en la restauración y conservación de los jardines son la fidelidad al origen, el respeto del tiempo, la valoración de los aportes, la anulación de las disonancias y la aportación coherente de nuestra época.