“La solución lógica y simple, como siempre, era el edificio institucional en vez del particular”. Así pues, en la primera mitad de la década de los cincuenta, cuando Mies van der Rohe estaba entre los sesenta y los setenta y cinco años, realizó varios diseños de edificios públicos que llevaron la estructura diáfana hasta sus últimas consecuencias tanto en la técnica como en la expresión. No hay mejor prueba de su profunda preocupación por el espacio en los años 50 que el diseño del Crown Hall, la escuela de arquitectura del Instituto Tecnológico de Illinois (IIT), el edificio singular que más se apreciaba del campus.
En 1956, tras seis años de trabajo, el Crown Hall se culminó y era el ejemplo más sincero, entre todas las obras construidas de Mies, de su confianza en la estructura clara como génesis de la forma expresiva. El Crown Hall es una enorme sala rectangular forrada de cristal, de 36,6 x 67 m. de planta y 5,5 m. de altura. El rasgo más llamativo del edificio, tanto conceptual como visual, es el sistema por el cual el interior está libre de elementos portantes. Cuatro pares de soportes de ala ancha separados 8,28 m. a ejes se elevan a lo largo de los dos lados mayores del rectángulo hasta empalmar con el alma llena de las vigas que cruzan de un lado a otro. La cubierta está suspendida por la cara inferior de las vigas y vuela unos 6 m. en el sentido longitudinal a partir de los dos de los extremos. Estos grandes caballetes de acero se ven desde el exterior y su función estructural es indiscutible.
La losa del suelo está levantada 1,82 m. por encima del terreno para proporcionar luz y ventilación a los talleres y las salas de conferencias del Institute of Design, que se encontraba en el semisótano. Se accede al edificio mediante una escalera baja que conduce primero a una plataforma suspendida, luego a otras escaleras y finalmente a la entrada, situada en el lado mayor que da al sur. El Crown Hall es “la estructura más clara que hemos hecho, la mejor para expresar nuestra filosofía”, tal como lo decía Mies.