En 1625 el papa Urbano VIII, encontrando la fuente anterior insuficientemente dramática, pidió a Bernini que esbozase posibles renovaciones, pero el proyecto fue abandonado cuando el papa murió. La contribución duradera de Bernini fue cambiar la situación de la fuente al otro lado de la plaza para que quedase frente al Palacio del Quirinal.
El telón de fondo de la fuente es el Palacio Poli, al que da una nueva fachada con un orden gigante de pilastras corintias que enlazan las dos plantas. “Doman do las aguas” es el tema del gigantesco proyecto que se extiende hacia delante, mezclando agua y roca tallada, hasta llenar la pequeña plaza.