“Esta es la casa. No es una Villa Italiana, o una Mansión Inglesa, o un Chalet Suizo. Es una casa de vivienda”.
Con estas palabras presentaba Mackintosh su nueva construcción The Hill House a su dueño, el publicista Walter Blackie.
Esta era su tercera casa de vivienda en los primeros años del siglo 20. A pesar de sus características “modernas”, hay en sus chimeneas macizas, en su torre esquinada, en un cierto descompromiso en las paredes con sus pequeñas ventanas. Hay un mundo de diferencia entre sus usos prácticos de los precedentes vernáculos y los “revivals” románticos que caracterizaron a muchos ingleses contemporáneos como Voysey y Baillie Scott los cuales reproducían los modelos del viejo mundo medieval con todos sus inconvenientes. Los planteamientos internos de Mackintosh giraban alrededor de las necesidades de la familia, las ventanas eran colocadas en paredes donde fueran útiles al interior. Fue así que lo primero que exigió aprobación fueron los planos del interior y luego los alzados. Las prioridades de Mr.Blackie eran que tuviera en consideración el proveer a la biblioteca de una entrada independiente desde el hall, para no interferir en la vida de la casa y que la habitación de los niños estuviera lo más lejos posible de esta. La alcoba de los niños estaba en el primer piso y tenía desniveles, ideales para el juego. El dueño le dio a Mackintosh la libertad de diseñar totalmente el mobiliario de la biblioteca, sala de dibujo y del dormitorio principal.
La esposa de Mackintosh Margaret Macdonald también formó parte del diseño de la casa, produjo su admirada obra " La princesa durmiente" , colocada por encima de la chimenea de la sala de dibujo.